sábado, 28 de noviembre de 2009

PASTEL DE OTOÑO.

INGREDIENTES:
Un buen jersey, a ser posible de lana y cuanto mas viejo, mejor.
Una taza humeante de café, chocolate te o cualquier tisana. ( A gusto del consumidor)
Un buen ventanal, o una buena chimenea..(Si no se tiene ninguna de las dos cosas, que suele ser lo mas normal, búsquese un buen rincón de la casa, desde donde se pueda ver el exterior, y si esto tampoco es posible, yo optaría por ir a la cocina, uno de mis rincones favoritos)
Un buen libro, también a gusto del consumidor, pero recomiendo o uno romántico o un buen libro de recetas de cocina.
INSTRUCCIONES DE USO:
Cualquier día de otoño, con lluvia, envuelvete en el gran nubarrón del alma, arrópate con el viejo jersey de la melancolía, que te caliente los sentires y te arrope tus aflicciones, bébete la vida a sorbos, sin quemarte, pero tampoco dejes que se enfríe, disfruta sorbo a sorbo, del amor, de la amistad, de la soledad, de la risa, de tu gente...paladea y siente en la boca todo el sabor de esta pócima mágica que es la vida, que unas veces es fuerte, como el café, otras un poco amarga como el té, y algunas dulce y cremosa como el chocolate.
Con el libro en la mano, y oyendo el ritmo de la lluvia, óyete en silencio, que de vez en cuando es imprescindible, saberte ver, hablarse, criticarse y quererse, hacerse preguntas y preguntarse, contestarse respuestas y responderse y si el libro es el de cocina, siempre puedes ponerte, manos a la obra con una receta sencilla, que te satisfaga y entretenga, y cuyo ingrediente básico sea la inquietud: por comprender, por saber, por conocer, por amar, por razonar, y mientras llueve, hornea este pastel de otoño, el olor inundará tu mente y alimentará tu corazón. Buen provecho.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

EL CLUB DE LOS MIERCOLES: AQUI ESTAMOS OTRA VEZ.

Ya bien entrados en este otoño extraño, por seco y soleado, deseado por muchos y odiado por otros tantos, este otoño mentiroso, que nos engaña descaradamente, con ese sol, ya avejentado y esa temperatura maléfica que envuelve, contamina y enferma, este mismo otoño que nos enamora con sus tonos amarillo-verdoso, o pardo-rojizo, según la luz del atardecer, que a mi particularmente, me calma el alma, tan alborotada y enloquecida del verano.

Adelante, ya casi a las puertas del invierno, este otoño maravilloso, que me coloca las neuronas y hace que bailen, rian y canten liberadas ya de las ataduras a las que últimamente han estado sometidas durante horas, días y semanas.

En este otoño, que ha conseguido que silencie nudos y bloquee tensiones y obligaciones hasta conseguir escuchar, en un susurro, por los rincones mas profundos, los latidos de mis más íntimos sentires.

En este momento otoñal, volvemos a ponernos las pilas, sin egos que nos sobrevaloren y sin depresiones que nos minimicen, sin confundir la necesidad con la posibilidad, tomando la temperatura exacta de nuestro momento y la presión aproximada de nuestra voluntad.

Aquí estamos; cada día hay mucho por absorber, por disfrutar, por alcanzar..todo depende de la actitud mental de cada uno, que no deja de ser, el barómetro personal, que nos indica nuestro fracaso o nuestros logros.

Aquí estamos, otra vez, conscientes de que somos capaces de despertar sueños, multiplicar sonrisas y abrazar sentimientos.